Que nos encanta viajar con niños es un hecho: no querría separarme de ellos una semana (ni un día) ni loca, me gusta descubrir nuevos lugares viendo a través de su inocencia y emoción, me parece increíblemente enriquecedor para ellos y es la única forma de conciliar que tenemos en esta pequeña familia.
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En el anterior viaje a Nueva York Eva y yo visitamos el Museo Americano de Historia Natural (podéis leer toda la información en el post que escribí al respecto). Como nos gustó tanto la experiencia quisimos que Dani y Samuel lo conocieran también, así que repetimos en esta última visita.

¡Ya os dije que Bruselas tenía una oferta cultural impresionante! Si ya habéis leído el anterior post y habéis anotado los tres lugares de visita obligada, no os perdáis los siguientes. ¡Sacad el mapa y apuntad!

Prometí hablaros sobre mis experiencias, las buenas y las malas. Hoy os quiero contar una que al principio prometía ser un gran plan y que resultó no serlo tanto: el Museo dei Bambini en Roma.
Mientras Dani ensayaba y daba un concierto aproveché para visitar con los niños un montón de lugares fantásticos en esta maravillosa ciudad: el Museo de Arte Contemporáneo, la Basílica de Santa Cecilia en Trastevere (con su espectacular escultura de Stefano Maderno)… Resuelta a perderme por las calles de Roma me dirigía hacia la Piazza del Popolo cuando lo vi. Allí estaba, como un imán para los más pequeños, SU museo.

¿Hace un frío que pela pero no queréis quedaros encerrados en casa con los niños? En verano ocurre lo mismo con el calor abrasador de mediodía… Os propongo un plan interesante para toda la familia: el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Ya os hablé de los que disfrutamos en Neva York del Museo de Historia Natural, y en una tarde especialmente lluviosa en una de nuestras visitas a Madrid se me ocurrió visitar con los niños el equivalente español.
A los niños les fascina ver tantos animales y a mi particularmente me encanta ver este tipo de colecciones de los naturalistas de los siglos XVIII y XIX. Imagino cómo serían las vidas de estos aventureros ávidos de conocimiento, con la inocencia de sus cuadernos de viaje, la ilusión de cada descubrimiento…