No alcanzáis a imaginar lo que me gustan los regalos. Tanto hacerlos como recibirlos. ¡Me emociono más que una niña pequeña! Ahora que lo pienso… Va a ser un poco raro cuando lleguen los Reyes Magos y la madre esté mucho más nerviosa que la hija. El caso es que Dani ha vuelto de Australia y nos ha traído collares de lactancia.

Milagro entre los milagros, fue ponérmelo y Eva se tiró directa a por él. Estuvo un buen rato jugando y mordiéndolo, y cuando le doy el pecho en vez de agarrarse a mi pelo sujeta las bolitas. No daba un duro por ello, está demostrado que a mi hija no le gusta NADA que esté relacionado con su edad: