Habéis superado una parte importante del trayecto: la llegada al aeropuerto, controles, esperas y colas. ¡Ahora ya sólo os queda lo CASI más difícil! Porque, preparaos: lo peor es la llegada con todos cansados. Pero ese es otro tema, vayamos pasito a pasito.
Etiqueta: cuna

En alguna ocasión os he contado que somos unos “colechadores” convencidos. Nos resultaba increíblemente práctico dormir con Eva en la misma cama por varias razones: se dormía mucho antes, si se despertaba ella sola volvía a dormirse inmediatamente al verse acompañada, es comodísimo en los viajes…
Pero llegó el embarazo de Samuel, y con él las prisas por acelerarlo todo. Nos urgía que Eva saliera de la cama porque no cabíamos los cuatro en ella (o no cómodamente, desde luego), por no hablar de que si el recién nacido lloraba la despertaría constantemente.

Colechar significa dormir en la misma cama con el bebé (o niño). Dani y yo, como podréis suponer, lo hemos hecho con Eva. Además, dado el éxito arrollador, barrunto que con su hermanito también lo haremos. Como muchos de los métodos de crianza que hemos puesto en práctica con ella, surgió de manera espontánea y más tarde, a base de investigar, descubrimos que tiene nombre y que es una práctica muy habitual en muchos lugares del mundo.
Al principio, Eva comenzó durmiendo en su cunita: la también de colecho y estupenda Chicco Next2Me que terminó convirtiéndose en un almacén durante meses. Con el paso de las semanas, aprovechando las noches que Dani estaba de viaje la fui dejando a mi lado por pura comodidad (bueno, un poco por mimo también). Y se quedó. Al principio sólo a mi lado y más tarde entre los dos.
Si os soy sincera esto del colecho me parecía una marcianada antes de tener a Eva, incluso mientras estaba embarazada. Si soy del todo sincera, tampoco entendía por qué se quejaban de tener casi cuatro meses de baja por maternidad, me parecía bastante tiempo. ¡Cómo cambia la vida! ¡Ahora sólo de pensarlo se me ponen los pelos como escarpias! Pero si son pequeñísimos…

–A Corea.
–¿CÓMOOO?
–A Corea.
–¿Me lo estás diciendo en serio?
–Como te lo cuento. Pero es la buena: la del Sur…
–Ya veo… ¿Pero no os lleváis a Eva no?
–¡Pues claro que viene con nosotros!
Así una y otra vez. Hemos pasado unos días allí por motivos laborales y han resultado estupendos, ¡primer viaje largo completado con éxito! Hemos ido con dos instrumentos, dos maletas y dos dientes. Volvemos con el mismo número de instrumentos y de maletas (aunque sensiblemente más cargadas), y cinco dientes. ¡CINCO!