Mateo

Hoy mi niño cumpliría dos años. El hijo más deseado y querido del mundo. Tal día como hoy, tras el parto más angustioso física y psíquicamente del mundo nació nuestro pequeño Mateo, una copia casi exacta de Dani, pero sin vida. Una muerte que no tendría que haber ocurrido y que se podría haber evitado (no en aquel momento pues no sabíamos lo que iba a pasar).

Es un dolor constante aunque ya más tenue, nunca seremos los mismos. Es, sin duda alguna, lo peor que nos ha pasado en la vida. No es un dolor tan desgarrador como al principio, sería imposible vivir de ese modo, es como un ronroneo. Los primeros meses ocupa prácticamente el 100% de tus pensamientos. Poco a poco hay que dar paso otras cosas, pero nunca se olvida. Tampoco pretendo hacerlo: mi hijo se merece que le siga recordando, ahora no con ese profundo dolor, sino con añoranza y, sobre todo, con cariño, tal y como lo esperábamos.

Fueron siete meses de alegría, de emoción. Por él nos mudamos a la casa donde ahora vivimos e hicimos mil planes y conjeturas sobre cómo sería nuestra vida a partir de su nacimiento. Por él me pasaba horas y horas estudiando mil artículos acerca del embarazo, la lactancia, la crianza…

Muy feliz durante unas vacaciones. Quinto mes de embarazo de Mateo.

Muy feliz con mi hermana durante unas vacaciones. Quinto mes de embarazo de Mateo.

El parto

Cuando llegué al hospital ya sabía lo que me iban a decir. Era su madre, claro que lo sabía. Lo más angustioso fue tener que llamar a Dani y contárselo (desde ese momento sería real), rodeada de gente que me miraba como las vacas al tren.

Nadie quería comerse el marrón de un parto así, o al menos eso me imagino. No me daban calmantes para el dolor (algo ridículo porque al niño ya no le podían hacer daño). Dos veces se pelearon delante de mí por examinarme, supongo que serían residentes. Por más que decía que no podía más (y eso que llevaba 36 horas de parto inducido), sólo logré una contestación airada de una de las matronas diciendo que tenía que esperar al siguiente tacto porque cambiaban el turno, como si yo pudiera elegir cuándo parir o no.

Cuando al fin vino el celador a llevarme, me iba chocando contra las paredes, terminó siendo Dani quién empujaba la camilla. Al final di a luz SÓLA mientras Dani pedía ayuda. Cuando ya me pasaron a quirófano para el alumbramiento una enfermera me consolaba diciendo que ya había pasado lo peor, que era normal tener miedo pero que dejara de llorar porque enseguida tendría a mi niño en brazos y no podíamos estar llorando los dos.

Ecografía de Mateo.

Ecografía de Mateo.

Por eso es importantísimo hacer un plan de parto. Además de una experiencia traumática fue un parto horrible, muy doloroso, extenuante, en el que nadie se identificó ni me contó lo que estaba pasando o iban a hacerme.

Cuando volví al hospital durante el embarazo de Eva para hacerme la versión cefálica externa dos matronas aún se acordaban de mí y se quedaron hasta que terminó todo para asegurarse de que esta vez iba a tener un final feliz.

Lo que vino después

Llegamos a casa con la habitación de Mateo vacía. Con la leche cayendo a borbotones durante dos semanas recordándome lo que ya era imposible dejar de pensar. Con muchos kilos de más sin un niño que lo justificara (aunque es un poco banal, es un grano más de una gigantesca montaña).

Me fui del hospital sin que nadie, exceptuando la mujer que traía la comida, pasara por la habitación. Por internet descubrí que tenía que hacerme una revisión con la matrona. Yo iba dispuesta a hacerme una ligadura de trompas y adoptar o buscar otros medios de formar una familia, no me veía capaz de pasar otra vez por lo mismo. Fue ella quien me convenció de que perdiera el miedo, me ayudó mucho. Me dijo lo siguiente:

Tuviste un embarazo perfectamente normal y sano. Fué una desgracia pero lo que ocurrió fue algo externo. Si, por ejemplo, hubieras perdido al niño en un accidente de tráfico tendrías que tener miedo a los coches, no a los bebés.

Nos advirtieron que después de la carga hormonal del embarazo y el parto nos costaría volver a concebir, de modo que dos meses después perdimos el cuidado en un viaje y, como no, me quedé embarazada en ese mismo instante de Eva, nuestra preciosa niña que tendría que haber sido la hermanita pequeña. He de decir que, gracias al razonamiento de Ana, mi matrona, el embarazo de Eva fue totalmente feliz y normal, en ningún momento sentí la sensación de peligro o posible pérdida precisamente porque nos cuidamos mucho de que volviera a pasar lo mismo.

Qué hacer y qué no en estas situaciones

  • Dejad que cada uno canalice el dolor como quiera. No pararon de decirme que no llorara e intentar distraerme con conversaciones banales. Sé que es muy incómoda una situación así, pero cómo le puedes decir a alguien que acaba de perder a su hijo que no llore. A mí me gustaba hablar sobre él y lo que había pasado, me daba la impresión de que liberaba un poco de peso de mis hombros. Casi nadie quería hacerlo, evitaban el tema siempre que podían, pero si os veis en una situación así creo que lo mejor que podéis hacer es dejar hablar a los padres si quieren descargarse.
  • Por favor, ahorraos perlas como: “bueno, por lo menos no le conocías, no te había dado tiempo de cogerle cariño“. No creo que tenga que razonar esta locura, pero imaginaos la primera vez que tenéis en brazos a vuestro hijo: ¿En ese momento para vosotros es como una pelota de baloncesto? ¿Aún no le tenéis suficiente cariño? ¿A qué edad se les puede empezar a querer? También me repitieron bastante la de que le habíamos puesto nombre demasiado pronto (a los siete meses), como si no hacerlo te hiciera sufrir menos porque era menos real.
  • Todavía recuerdo un día que llegué con los ojos hinchados por haberme pasado la noche llorando unas tres semanas después. No pararon de decirme que ya estaba bien, que no era normal estar así, que ya había pasado mucho tiempo y que no podía seguir de esta manera. Y yo me pregunto: ¿hasta cuándo está socialmente aceptado llorar la muerte de un ser querido? Desde entonces sentí que tenía que disimular delante de la gente y hacer como que estaba perfectamente.
  • A pesar de que algunos no estaban de acuerdo, quise ver a Mateo y sostenerle en brazos. Para mí fue uno de los pocos momentos de alivio, en los que pude dejar de llorar y ponerle cara a mi hijo. Lo volvería a hacer sin duda.
  • Me arrepiento de no haberme hecho cargo de los restos. Ahora creo que me habría ayudado despedirme y tener un sitio donde llorarle.

Todavía hoy, cuando alguien me pregunta si Eva es mi única hija, tengo que morderme la lengua y tardar un par de segundos en responder que sí. No quiero andar con dramas ni dar más explicaciones de las necesarias, pero la verdad es que soy la orgullosa madre de dos hijos, aunque desgraciadamente Mateo nos acompañó muy poco tiempo.

De paseo durante el sexto mes de embarazo de Mateo.

De paseo durante el sexto mes de embarazo de Mateo.

Hoy, mi niño, escucharé las canciones de Sinatra que tantas patadas te hacían dar y te dedicaré más lágrimas que otros días.

Tu mamá nunca te olvidará, Mateo.

Anterior

El gateo

Siguiente

Primer cumpleaños

12 comentarios

  1. Laura

    Me dejas sin palabras.Gracias por compartirlo jamas te imaginas que alguien a quien admiras sea humano y pueda vivir una desgracia asi.Eres un ejemplo y me alegro de que tengas ahora una preciosa familia tan bonita.Te mando mucho animo y muchos besos y tbien para tu angelito que te espers desde el cielo

  2. Elena Borderías

    Mucho ánimo, guapísima. Besos.

  3. Aiala

    Madre mía clara como siento que te haya ocurrido algo así, llevas razón en todo lo que dices, una inundación, una enorme tormenta tropical no podría curar un desierto semejante en lo más profundo de tu alma. Son palabras gastadas, pero te acompaño en ese sentimiento. Un abrazo enorme.

    • Gracias por tus palabras Aiala. La verdad es que con el paso del tiempo se mitiga pero no se olvida. Me sentía en la obligación de escribir sobre el tema, porque forma una parte importantísima de nuestras vidas y para desahogarme. Un beso.

  4. Inma

    Quiero que sepas que ese doloroso ronroneo es compartido y que todos los que os queremos, y queremos a Mateo, aún desacertados y torpes en nuestro intento de consuelo, le recordaremos siempre y sufrimos esos días como los peores de nuestras vidas. La vida mitiga el dolor y volver a ver tu sonrisa, la de Dani y la alegría que ha traído Eva nos reconforta.
    La orgullosa abuela de dos nietos.

  5. Gemma

    Hola Clara,
    Gracias por compartir tu historia . Soy mami de Xavier, que le saca escasos días a Eva. El parto fue bastante traumático (ahora por fin le pongo nombre) y desde entonces siempre acabo leyendo sobre partos en los blogs de bebés. Tu post sobre Mateo me ha dejado sin palabras, pero al mismo tiempo ha despertado en mí admiración. Mi más profundo pésame por lo que le pasó a Mateo (no sé si puedo siquiera imaginarme el dolor) pero también mi más sincera enhorabuena a los 2 por seguir adelante, por tener a Eva, por no olvidar y por contarlo. Un abrazo para ti y para Dani.

    • Hola Gemma,
      Siento que tuvieras que pasar por ello, nadie se para a pensar que un día en teoría tan feliz a veces se trunque y se convierta en una experiencia terrible. Si escribir te ayuda (a mí desde luego me ayudó mucho contarlo), eres libre de escribir aquí cuando y cuanto quieras.
      Un beso para Xabier y para ti.

  6. Maria Gross

    No sé cómo llegué a tu blog, pero te digo que siento enormemente que hayas perdido a tu adorado bebe.
    Las cosas que dices me llegan tan dentro de mi corazón como no te imaginas. Entiendo tu dolor porque desgraciadamente yo también tengo mi ángel guardián en el cielo.
    Increíblemente las cosas que dices son tan ciertas. A mí me decían casi lo mismo que a ti, que ya había pasado dos semanas así es que no debería llorar tanto. Qué no lo dejaba descansar con tanto llorar. Qué menos mal estuvo conmigo un mes y medio solamente y eso no era suficiente como para tener muchos recuerdos de el. Después de más de 39 años de su partida, aún lloro y todavía lo hago escondida.
    Siento mucho tu dolor, la pérdida de un hijo jamás se supera, pero aprendes a vivir con el dolor

  7. Aarón

    ¡Hola Clara! Muy bonito. Muchas gracias por abrir estas ventanitas. Aunque sean dolorosas.
    Aún recuerdo el silencio de Emilio, Carlota y Pablo desayunando al día siguiente de enterarnos. Qué poca gana de tocar un concierto ese día.
    Un beso y que vivan los recuerdos. ¡Claro que sí!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Funciona con WordPress & Tema de Anders Norén