El gateo es uno de los hitos del desarrollo que alcanzan los bebés de forma natural si se les permite y estimula. Suele producirse entre los seis meses y el año. Consiste en una forma de desplazarse a cuatro patas, aunque cada niño tiene una técnica propia. Surge por la necesidad del niño de descubrir objetos que no están a su alcance y se produce cuando ya ha aprendido a voltearse y mantenerse sentado él sólo.
Sorprende ver cómo cada vez menos niños lo hacen y pasan directamente a caminar, «saltándose» este importante paso. Por supuesto, no creo que el hecho de no gatear suponga a la larga un problema para su desarrollo físico o cognitivo, pero si lo hace le ayudará a desarrollar más fácilmente algunas habilidades de forma natural.
Beneficios del gateo
- Conecta el hemisferio cerebral derecho con el izquierdo y se desarrolla el patrón cruzado puesto que se están utilizando ambas partes del cuerpo contralateralmente: cuando se mueve la pierna izquierda, se mueve el brazo derecho y viceversa. Esto supone el desarrollo de los dos hemisferios y de las conexiones que se establecen entre ambos.
M. GARCÍA VELA: “Cuantas más oportunidades damos a un niño para que se mueva, más favorecemos el desarrollo global de su inteligencia y más bases sólidas ponemos para futuros aprendizajes. Por otro lado, cuando el niño consigue habilidades en el movimiento, experimenta sensaciones de dominio, de autoestima, etc. Y favorece su equilibrio emocional. También tiene repercusiones positivas en su capacidad para concentrarse en los deberes y para relacionarse con los demás”.
- Fortalece y desarrolla músculos fundamentales para luego poder mantenerse erguido y caminar.
- Ayuda a desarrollar el sentido de la orientación puesto que permite al niño desplazarse por sí mismo, cosa que no ocurre si caminan directamente (cuyo comienzo siempre es con ayuda de un adulto).
- Ayuda a desarrollar la visión: tienen que trabajar constantemente la mirada para enfocar el punto al que quieren dirigirse y el suelo próximo para saber dónde colocar la mano. Es un excelente ejercicio para desarrollar los músculos oculares, tanto es así que existen estudios que aseveran que los niños que no gatean tienen un 98% más de posibilidades de desarrollar estrabismo. También desarrolla de esta forma una medida de percepción espacial fundamental: la braza.
G. DOMAN: «Existe una relación muy estrecha entre ser capaz de arrastrarse, de gatear y de converger con la visión en un punto próximo.»
- Les abre un mundo mucho mayor de posibilidades para investigar y descubrir el mundo que les rodea, es decir, tienen a su alcance muchos más estímulos que estando en una misma posición.
- Ayuda a desarrollar la coordinación ojo-mano que más adelante le servirá para escribir, leer, dibujar o en definitiva utilizar la psicomotricidad fina. No sé si se podrá apreciar tan temprano o es simple amor de madre, pero Eva nos sorprende constántemente con movimientos muy sutiles como poner y quitar el tapón a las botellas desde los diez meses.
M.T. ALDRETE: «El 95% de niños que no gatean tienen problemas de lectoescritura. El 5% restante lo suple trabajando la manualidad. El gateo es un ejercicio preventivo para la lectura.«
- Gracias a mantenerse apoyado sobre las manos aprende a descubrir nuevas texturas y, aún más importante, reconocer la oposición que produce la gravedad. Será tremendamente útil cuando aprenda a caminar tanto para mantenerse como para aprender a caer coordinando las manos para frenar la caída, lo que les otorga muchos más estímulos para descubrir y conocer.
Por qué un niño no gatea
En teoría y salvo raras excepciones se trata de una etapa natural en su crecimiento, de modo que todos los niños gatean si se les permite. Hubo una época en la que no estaba bien visto porque caminar a gatas está relacionado con un comportamiento animal. Hoy en día, afortunadamente, conocemos sus beneficios pero por desgracia nos topamos con otros problemas:
Me suele gustar echar la culpa a la ridiculísima baja por maternidad que tenemos en este país, y creo que en esta ocasión no está desencaminado: el gateo es un proceso. Nuestro bebé no se despierta un día sabiendo gatear, primero comenzará manteniéndose unos segundos sobre sus bracitos, o reptará un par de metros o hará la «croqueta» para alcanzar su juguete favorito. Para que sienta la necesidad de desplazarse tiene que tener la posibilidad de hacerlo: debe estar boca abajo (o tiene que tener espacio para darse la vuelta) y por supuesto no estar atado en una hamaca o encerrado en un corralito. Necesita, además, la lógica supervisión pertinente.
Ahora imaginaos volver a casa después de trabajar todo el día y tener todavía que preparar baño, comida, cruzar un par de palabras con la pareja si se puede, interesarse por cómo ha pasado el día el niño, hacer la compra y seguramente alguna otra tarea. ¿Cómo dedicar dos horas a contemplar si el niño decide por fin aventurarse a avanzar un metro?
Además, reconozco que es más incómodo para los padres: a nosotros se nos terminó la paz cuando Eva comenzó a gatear a los seis meses (bueno, comenzó a arrastrarse en plan comando). El terror llegó definitivamente cuando aprendió a levantarse un mes después. Desde entonces, TODO lo que está de un metro para abajo es susceptible de ser tirado, destruido, desparramado o mordido.
Por supuesto, son conjeturas. Habrá mil razones por las que un bebé gatee o no, por mi parte os voy a dar alguna recomendación para promoverlo:
Cómo ayudar a gatear a nuestro bebé
- Lo primero que necesita es espacio para poder moverse. A nosotros nos funcionó muy bien poner a Eva sobre la alfombra, porque tenía mucho sitio sobre el que moverse, no resbalaba y estaba mullida por si ocurría algún accidente. Cuando sofisticó el gateo y pasó a ir como una bala (sobre los siete meses) evitaba que se lastimara las rodillas.
- Para moverse debe desear hacerlo. Podéis intentar que se acerque a algún juguete que le guste o a vosotros mismos. Al principio no os situéis muy lejos para que no os vea como un objetivo imposible y se de por vencido antes de intentarlo.
- Poned pequeños obstáculos como una almohada, vuestra propia pierna o una manta enrollada para que perfeccione sus movimientos y aprenda a salvar terrenos irregulares.
- Los vestidos o camisetas anchas les incomodan para gatear. Ya lo sé, es horrible, con lo preciosa que está mi princesita con esos modelitos taaan monos que tiene… Pero la vida es así de dura. Aunque ha desarrollado una técnica muy sofisticada para levantar las piernas y no pisar el vestido, he decidido que siempre que pueda le facilitaré la jugada poniéndole un pantalón largo (o nada si está sobre césped, arena o cualquier tipo de terreno más blandito). Venden también rodilleras especiales para el gateo. Yo no se las compré a Eva pensando que pasaría mucho calor durante el verano pero ahora me arrepiento.
- Es inevitable que desordenen, manchen e incluso de vez en cuando se tropiecen. Nuestra labor es estar a su lado ayudándoles e impidiendo que se lastimen, pero no podemos evitar que exploren porque necesitan hacerlo para conocer su entorno.
Dicen que los niños que gatean aprenden más tarde a caminar porque ya saben desplazarse y no sienten la necesidad de aprender una técnica nueva. Eva ya ha comenzado a dar sus primeros pasos (aunque es un poco cagueta y prefiere ir de la mano), sin embargo de momento se siente mejor gateando. No es un tema que me preocupe porque creo que está siguiendo la evolución lógica y que se soltará definitivamente cuando esté preparada para ello.
He escrito esta entrada basándome en mi propia experiencia y en diferentes estudios pedagógicos, espero que os pueda servir de ayuda. Animaos a escribir también vuestras experiencias o consejos.
Vuestros hijos, ¿gatean? ¿Tienen alguna técnica de gateo especial? ¿Usasteis algún truco para animarles a hacerlo?
Saladita
No creo que los niños que gateen tarden más en andar… mi peque tardó muchísimo en gatear, a los 10,5 meses empezó… y 2 días después se ponía de pie… como resultado a los 13 meses se soltó a caminar
y respecto a las consecuencias de no gatear, curiosamente hace poco me han contado el primer caso de un niño que a los 7 años ha empezado a hacer una terapia en una óptica para depurar problemillas derivados de no haber gateado, lo que son las cosas…
Cantando Nanas
Lo de que tardan en ponerse a caminar es el dicho popular, aunque tiene lógica. Sin embargo precisamente ayer Eva se lanzó y caminó un poquito ella sola (tiene once meses).
En cuanto a lo de las terapias gateando he leído al respecto mientras me documentaba para el post, parece ser que las utilizan también cuando hay problemas graves de lecto-escritura y, como bien dices, para problemas visuales. Qué curioso, ¿verdad? No quise profundizar al respecto por no asustar a los padres cuyos hijos no gateen porque me imagino que tampoco será la norma…
Ya me estoy yendo por las ramas, muchísimas gracias por tu comentario. Está claro que a tu hijo el día que le dió por moverse lo hizo de verdad, jejeje
Enhorabuena por tu blog, ¡da gusto ver entradas tan completas y documentadas!