Estoy casi convencida de que los celos dependen en un porcentaje altísimo de la personalidad de cada niño. Aún así, como era un tema que nos preocupaba con la llegada de Samuel, tomamos algunas medidas que igual os pueden servir si estáis esperando la llegada de un nuevo hermanito:
- Tuvimos a Samuel cuando Eva era aún muy pequeña: se llevan exactamente año y medio. De esta forma no ha sido del todo consciente cuando nació su hermano y durante la edad considerada terrible de los dos o tres años ya tiene más que asimilada su presencia. Otros padres optan por lo contrario: esperar a que el niño sea un poco más maduro para que pueda asimilar mejor la llegada de un hermano.
- Los cambios de uno en uno. Procurad que no coincida el nacimiento de un hermano con algún cambio significativo en sus vidas (comenzar la guardería, destetarles, sacarles de vuestra habitación para dormir o quitar el pañal) porque pueden achacarlo a la llegada del nuevo miembro.
- Dejamos que descubriera por sí misma que era mejor atender primero a su hermanito: cuando Samuel lloraba no le dejaba dormir. Era mucho mejor dormirle primero a él para que ella pudiera tener mucho más rato en exclusiva. Dejamos que lo experimentara atendiéndole a ella la primera vez y dejando que Samuel protestara y al minuto ella misma pidió que consoláramos a su hermano antes. Desde entonces siempre ha sido así.
- Hicimos que Eva se involucrara en el cuidado de su hermano en la medida que ella quisiera, casi como si fuera un juego: pasándome las toallitas al cambiarle o limpiándole la barriga al bañarle. De esta forma se sentía parte del proceso.
- Procuramos hacerle ver disimuladamente (no siempre, que los niños son muy listos y enseguida se dan cuenta de cuando les estamos intentando vender la moto) las enormes ventajas que tenía ser mayor: poder ver una película con papá y mamá, poder divertirse en los columpios, comer una golosina… En cambio la vida de un bebé es mucho más limitada.
- Nunca le hemos dicho a Eva que tiene que dar ejemplo a Samuel ni cuidar de él, ¡bastante tiene consigo misma y con la llegada de un hermano como para añadir semejante carga a sus espaldas! Ella tiene que saber que sigue siendo una niña (sólo se llevan un año y medio, era casi un bebé ella también), que tiene que actuar como tal. Sus padres estamos para cuidarles y protegerles a ambos, y la responsabilidad la asumimos totalmente nosotros, ella no tiene que hacerse cargo de nada. Este punto me parece importantísimo.
- Relacionado con el punto anterior: no se nos puede olvidar que aunque se conviertan en hermanos mayores siguen siendo niños muy pequeños. A veces con la llegada de un ser diminuto a casa los otros niños parecen mucho mayores en comparación: no hay que asumir que de pronto son capaces de hacer cosas que antes no podían.

Eva siempre quiere coger a su hermano al despertar, ¡aunque ya casi tienen el mismo tamaño! Aquí estábamos en un hotel de Madrid
- Intentamos buscar momentos especiales con Eva. Siendo realistas, muchas veces es imposible buscar tiempo en exclusiva para ella, pero puede ser, por ejemplo, leer cuentos con ella mientras le doy el pecho a Samuel o jugar a que somos detectives y tenemos que encontrar los pañales en el supermercado. Son niños: sólo quieren atención y cualquier situación puede ser divertida para ellos si le ponemos imaginación.
- No pasarse de atención al mayor para que no tenga envidia. Si le escondemos los regalos que le hagan al recién nacido o sólo le hacemos caso a él para que no se cele, el día que no pueda ser así (porque el pequeño se ponga malo, o porque sean Navidades o su cumpleaños) se volverá loco porque estará acostumbrado a tener atención en exclusiva. Se trata de que tenga los límites claros y que sepa que hay espacio para ambos.
- La primera impresión es muy importante, más adelante os contaré cómo hicimos las presentaciones porque nos fue muy bien.
Por las malas rara vez aprenden. En situaciones de celos es mejor armarse de paciencia e intentar razonar con ellos para que se tranquilicen y comprendan que un hermano es una situación permanente pero que puede ser fantástica, de modo que lo mejor que pueden hacer es adaptarse a ello.
Son niños. Son hermanos… ¡Claro que discutirán! ¡Por supuesto que puede haber momentos de pelusilla entre ambos! Alguna vez hemos visto cómo se le torcía el morro a Eva cuando sus “abus” jugaban sólo con Samuel y otras Samuel ha llorado cuando su idolatrada hermana estaba en la mochila en lugar de él. Pero dentro de nuestras posibilidades allanaremos ese camino.
Joaquin
Hola. Enhorabuena por tu blog!!. Solo comentar en este caso que en mi opinión un año y medio es demasiado pronto para tener otro bebé ya que el mayor todavía necesita mucho el cuerpo de la mamá!. Esa es la desventaja. la ventaja es que jugarán mucho juntos en el futuro. Un abrazo fuerte!!