Recientemente hemos visitado Bruselas. Lo sabréis porque habréis leído las dos entradas anteriores:

Dani estaba cerca haciendo un concierto y quedamos en encontrarnos en esta ciudad, lo que suponía viajar con los dos niños yo sola. No era la primera vez. No me daba miedo. Los niños están más que curtidos en viajes. No se portaron mal. Peeeero… ¡El mundo se volvió en mi contra!