Habéis superado una parte importante del trayecto: la llegada al aeropuerto, controles, esperas y colas. ¡Ahora ya sólo os queda lo CASI más difícil! Porque, preparaos: lo peor es la llegada con todos cansados. Pero ese es otro tema, vayamos pasito a pasito.
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Sí: se puede viajar con niños. Y sí: pueden ser viajes largos y lejanos. Todo consiste en planificarse bien y armarse de paciencia. Si un trayecto de 14 horas ya es pesado para un adulto, ¡imaginaos para un niño pequeño!
A continuación os enumero algunos de los trucos que hemos ido aprendiendo a lo largo de nuestros periplos. Seguramente muchos los conozcáis, pero si no estáis acostumbrados a viajar con peques os pueden ayudar bastante.

Recientemente hemos visitado Bruselas. Lo sabréis porque habréis leído las dos entradas anteriores:
- Escapada a Bruselas con niños: planes para tres días
- Escapada a Bruselas con niños: planes para tres días (parte 2)
Dani estaba cerca haciendo un concierto y quedamos en encontrarnos en esta ciudad, lo que suponía viajar con los dos niños yo sola. No era la primera vez. No me daba miedo. Los niños están más que curtidos en viajes. No se portaron mal. Peeeero… ¡El mundo se volvió en mi contra!

–A Corea.
–¿CÓMOOO?
–A Corea.
–¿Me lo estás diciendo en serio?
–Como te lo cuento. Pero es la buena: la del Sur…
–Ya veo… ¿Pero no os lleváis a Eva no?
–¡Pues claro que viene con nosotros!
Así una y otra vez. Hemos pasado unos días allí por motivos laborales y han resultado estupendos, ¡primer viaje largo completado con éxito! Hemos ido con dos instrumentos, dos maletas y dos dientes. Volvemos con el mismo número de instrumentos y de maletas (aunque sensiblemente más cargadas), y cinco dientes. ¡CINCO!

Ya había viajado varias veces pero siempre acompañada, lo malo llegó la primera vez que viajé sola con Eva. ¡Casi me da un infarto al intentar planificarlo todo! no sabía cómo coger un taxi con la niña (pensaba que sin grupo0 no se podía), si es que lo lograba no creía que fuera a caber todo en el maletero, era incapaz de cargar con todo en un autobús, no alcanzaba a imaginar cómo podría llevar maletón, niña y carrito, y cómo podría desmontar éste una vez hubiera montado en el tren… En fin, un desastre. El caso es que resulta todo mucho más sencillo de lo que parece: