Reconozco que igual no somos un buen ejemplo  con esto de los pañales porque Eva es bastante estreñida y no somos muy “gastones”. Cuando estaba embarazada bromeábamos con que queríamos una niña que no llorara y que casi no hiciera caca y parece que se lo tomó en serio. Ni que hubiera sido por encargo.

Ahora nos hace gracia, pero hubo un momento en el que nos trajo por la calle de la amargura tratar de que se tomara la dichosa eupeptina (que de todas formas no le hacía efecto y con la que aprendió a hacer arcadas y casi vomita una de las carísimas vacunas no obligatorias).