¿Os podéis creer que mi gordito tenga ya dos años? Yo no… ¡¿cómo ha podido dejar de ser un bebé tan rápido?!
El viernes pasado celebramos su cumpleaños. El día real de su nacimiento era el 15 de abril pero lo organizamos así para poder estar todos. El lunes, por tanto, lo celebré para mis adentros: sería demasiado confuso para él tener dos días de festejo. Creería que en poco tiempo ha alcanzado sus deseados TRES (es el único número que sabe decir).
Los regalos
Adoptamos esta medida hace tiempo con Eva y nos da muy buen resultado, de modo que siempre que podemos lo hacemos igual: vamos dosificándoselos a lo largo del día. Uno para desayunar, otro para comer, otro a las dos horas, etc.
Los niños se aturullan mucho cuando ven un montón de paquetes. Comienzan a abrir uno detrás de otro y no les da tiempo ni de fijarse en lo que es ni de asimilar quién se lo ha regalado. No los llegan a disfrutar en el momento y parece que les hacen un feo a los regaladores, aunque después los disfruten mucho.

No pudo esperar a que termináramos de montarlo. El regalo de la abuela Marga, que vino desde Asturias para la celebración, le encantó
La celebración
Quienes me conocéis ya sabéis que se me suele ir bastante de las manos lo de las fiestas: empiezo por comprar un mantel bonito y termino liándome haciendo una tarta, llenando la casa de globos, cambiando los muebles de sitio, reservando un palacio y construyendo una casa a tamaño real de golosinas con fuentes de chocolate. Bueno, igual no tanto. ¡Pero si pudiera haría todas esas cosas!
En otras ocasiones me desvivía por crear una fiesta idílica pero esta vez he decidido que la celebración tenía que ser por y para Samuel. El resultado: salió todo muchísimo mejor.
Como escenario escogí su parque preferido. Perfecto porque está enclavado en un lugar muy resguardado, con un conjunto de columpios con arena cerrado y con una amplia terraza para que los papás se relajaran tomando algo.
Decoración sencilla pero bonita (mantel, platos, vasos, servilletas, cubiertos, globos y guirnaldas. Para ser yo es lo más moderado que pude hacer), comida que les gustara a los peques, piñata, una tarta muy hortera que les encantó de la Patrulla Canina (ya os he dicho que el cumple estaba pensado para él), juegos alternativos como libros para colorear, globoformas y raquetas con velcro.
Conclusión
Una celebración mucho más divertida para él y relajada para nosotros. Estaba orgullosísimo de ser mayor y el centro de las miradas (no quiso quitarse su corona en todo el día), le encantaron todos y cada uno de los regalos y pudimos hacer todo al ritmo que demandaban los niños.
Por supuesto mi mala suerte volvió a actuar: Eva amaneció con la fiebre muy alta y estuvo apagada casi todo el tiempo. Pero, ¿qué sería de una celebración sin algún pequeño contratiempo?
Deja una respuesta