Un tema que siempre me ha agobiado mucho durante los viajes es que alguno de los niños se separen una milésima de segundo y se pierdan. Esto es extrapolable a momentos en los que hay un gran tumulto de gente en Zaragoza, pero se me antoja más peliagudo en el extranjero ya que no se pueden comunicar en su idioma.

Confiando en que uno duerme puedes despistarte y que se levante a curiosear… ¡Son cosas que pueden ocurrir! Aquí, paseando por Tokio
No hace falta mucho para que un niño se extravíe: mientras a uno le das agua el otro sale disparado a ver algo que le llame la atención, un empujón entre mucha gente que haga que se suelten de tu mano, confiar en que tu pareja se esté haciendo cargo y que resulte que él pensara lo contrario… Un segundo basta para perderlos de vista. Afortunadamente aún no nos ha pasado jamás pero no por ello bajamos la guardia.
Cómo prevenirles
No va a ser tarea fácil: ellos van a estar histéricos y vosotros aún más. Pero si les repetís hasta la extenuación cómo actuar en esta situación es más probable que sepan qué hacer por muy nerviosos que estén. Nosotros les machacamos mucho para que, en caso de que algún día ocurra, tengan alguna pauta a la que aferrarse (esto también les dará un poquito de seguridad en un momento de pánico).
Esto es lo que les decimos si algún día nos pierden de vista:
- Que NO SE MUEVAN del sitio. Nunca tardaremos más de un minuto en darnos cuenta de la ausencia y será más fácil encontrarles si volvemos sobre nuestros pasos.
- Si tienen que moverse (porque esté oscureciendo, porque se ponga a llover, etc.) siempre al lugar más cercano y a la vista. QUE NO SE ESCONDAN jamás, este es un recurso que suelen utilizar cuando tienen miedo.
- Que si se ven en la necesidad de hablar con alguien para que les ayude intenten que sea un policía o un papá/mamá con otros niños. Los primeros porque están entrenados para solucionar estos problemas y los segundos porque seguramente puedan empatizar más con la situación y probablemente sean menos peligrosos.
- Que muestren el bracito con el número de teléfono o la pulsera geolocalizadora.
- Que no se preocupen: no vamos a parar de buscarles hasta que les encontremos. Nunca.
- Si sienten la necesidad de llorar o gritar pueden hacerlo. Esto nos ayudará también a localizarles antes.
Qué hacer
Prevenir. Si tienen pautas de actuación podréis evitar ir ambas partes como pollo sin cabeza.
Antes de salir apuntad vuestro número de teléfono en su brazo (en la mano termina borrándose antes) y los datos que consideréis. Por ejemplo, su nombre, el nombre del hotel, su nacionalidad por si alguien conoce el idioma…
Además de lo que apuntéis en el brazo, nunca está de más que lleven una chapita con el teléfono, una pulsera o incluso un papelito en el bolsillo con toda la información.
El resto, es acostumbrarles durante el día a día. Eva y Samuel saben que tienen mucha libertad de movimiento para jugar, pero que cuando papá y mamá les dicen que siempre pegaditos a nosotros no se separan ni un milímetro.
¡QUE SE QUEDEN QUIETOS, QUE SE QUEDEN QUIETOS, QUE SE QUEDEN QUIETOOOOOS!
Deja una respuesta