Pocas veces me he tenido que enfrentar a un momento tan duro y triste como madre: Eva, por segunda vez, me ha preguntado si papá se ha ido y no quería volver porque ayer se portó mal en el parque.
El tema es… ¿Qué pasa por esa cabecita para llegar a esa conclusión? ¿Desde hace cuánto lo piensa?
La situación
Dani tiene que viajar mucho debido a su trabajo. Idolatra a los niños y a mi, y por mucho que a veces se compadezcan por estar tanto tiempo sola con los peques su parte me parece muchísimo más dura. Veo su mirada cada vez que sale por la puerta, cómo le cambia el tono cada vez que los niños están cansados y no quieren ponerse al teléfono… Yo he pasado dos noches fuera de casa y lloraba como una magdalena viendo sus fotos, ¡no quiero ni pensar en ponerme en su piel!
Esta es la vida que hemos elegido, cuidadosamente, entre los dos. Nos parecía lógico que él continuara con sus viajes y desarrollando su espectacular carrera mientras yo podía atender a los niños y sacar hueco para trabajar.
Hace un esfuerzo increíble: madrugones para viajar, noches en vela para trabajar y así compensar días completos dedicados a los niños, venir a Zaragoza (aunque sea unas horas) en lugar de enlazar viajes, etc. ¿Os imagináis lo difícil que tiene que ser llegar a casa por unas horas y en lugar de ser un papá enrollado y consentidor tener que poner límites? Trabajamos siempre en equipo y él les trata exactamente igual que yo aunque haya pasado una temporada fuera.
No siempre es así: muchas veces Dani rechaza proyectos y pasamos grandes temporadas en casa. Si vemos que va a estar demasiado tiempo fuera nos unimos a alguno de los viajes (esa es la razón de que viajemos tantísimo).
El problema
Hasta ahora los niños no habían acusado mucho sus ausencias. Eva jamás se había pronunciado más allá de que echaba de menos a papi o de que tenía muchas ganas de ir al avión para ver su “casa nueva” (así llama a los hoteles y apartamentos del extranjero). Pero ayer, por segunda vez, se echó a llorar desconsoladamente diciendo que como no se había portado bien en el parque se había ido papá. Y que igual no quería volver por este mismo motivo…
Los niños no entienden el tiempo igual que nosotros, es un concepto demasiado abstracto para ellos. Tampoco entienden la existencia más allá de la suya propia: si papá se ha ido estará en una galaxia paralela, pero no terminan de comprender qué está sucediendo y por qué unas veces aparece y otras no.
He tenido que contenerme y llorar por los rincones cuando no me veían, se me ha partido el corazón.
La solución
Cariño, PAPÁ TE ADORA. Te quiere más que a nada en este mundo y por eso se sacrifica alejándose de ti contra su voluntad. Independientemente de cómo te hayas portado o si estás más o menos guapa (Eva se “arregla” cada vez que va a venir papi). De si estás malita o sana, de si hoy te has comido o no la merienda. De si no has recogido o de si hoy no le has hecho un dibujo.
Se lo he explicado, le he puesto un millón de ejemplos y Dani le ha mandado dos vídeos contándoselo. Parece que ha calado porque me ha puesto un par de símiles para demostrar que lo entendía y tenían sentido.

Dani se ha involucrado desde el principio: deseó y buscó a todos nuestros niños (fotografía de Estefanía Abad)
Estoy trabajando en otro proyecto que creo que les podrá ayudar en los viajes pero, hasta entonces… Muchísimo amor, paciencia y explicárselo una y mil veces hasta que le quede claro.
Papá te quiere: no tienes nada que ver con sus ausencias, le encantaría estar siempre a tu lado. Papá te adora: a él también le duele separarse pero lo hace por ti.
¿Alguien está viviendo una situación similar? ¿Cómo lidiáis con ello?
Noemi
Bufff Clara….mucho ánimo.
Yo antes viajaba mucho por trabajo. Recuerdo irme llorando de casa, y mi trabajo me encantaba!!! Al principio me iba cuándo Mateo estaba dormido y era peor porque cuándo se despertaba yo no estaba…y no quería ir a dormir por si yo desaparecía.
Creo que es mejor explicarles porque te vas, que le cuente lo que va a hacer y poco a poco cuándo sea más mayor lo irá entendiendo.
Lo estáis haciendo bien.
No te preocupes. Y llora todo lo que tengas que llorar.
Cantando nanas
¡Gracias Noemi! Tú estabas en la situación de Dani, cada vez que me pongo en su piel me da una pena… Qué duro, me estoy imaginando el momento en el que salías por la puerta con el corazón encogido. No es nada fácil conciliar con este estilo de vida, por muchas partes buenas y preciosas que tenga.
Creía que se lo estaba explicando suficientemente bien pero está claro que no. A ver si esta vez ya le ha quedado claro.