Si alguna vez vuestro hijo se pone malo en Lisboa, apuntad este nombre: Hospital dona Estefania. Es un hospital infantil situado bastante cerca de la fundación Gulbenkian. Las instalaciones parecen un poco antiguas, pero el personal es muy bueno y funcionan rapidísimo.

Ocurrió con Eva que tuvo fiebre por primera vez en su vida en esta segunda visita, nada más llegar. Su padre acababa de pasar una gripe dura y a pesar de las precauciones que habíamos tomado nos temimos lo peor. Por supuesto, también fue la única vez en estos viajes que se me había olvidado el paracetamol que le habían recetado después de ponerle las vacunas. Así, mientras el pobre Dani se iba a ensayar muerto de miedo, yo me iba con la chiquitina en un taxi con 38,7 de fiebre.

Nos registramos (acordaos de hacer la tarjeta sanitaria europea) y a pesar de ser bastantes en la sala de espera, en diez minutos ya estábamos con el pediatra, están muy bien organizados. Le tomó la temperatura, me hizo unas cuantas preguntas y me dio un supositorio para que se lo pusiera. Unos minutos más tarde me atendió una segunda pediatra que le hizo un examen más exhaustivo, desviviéndose la pobre porque nos entendiéramos. Todos fueron amabilísimos y muy atentos. Salí de allí con una receta para un jarabe (sirope como dicen ellos), que por supuesto no hubo forma de que tomara, lo poco que le conseguimos inyectar lo vomitó, así que tuvimos que recurrir al plan b y comprar supositorios.

Con Eva en Lisboa

Al final resultó un brote de fiebre por los dientes (¡una semana después le apuntan dos dientecitos de ratón!), que le duró un par de días.