En qué consiste
El alimentador antiahogo consiste en una red dentro de la cual se introduce el alimento. El extremo se cierra para que no se le pueda caer al bebé, normalmente mediante alguna especie de pinza o rosca terminada en un mango para que lo pueda coger más fácilmente. Se pueden adquirir en cualquier farmacia y en la mayoría de supermercados o tiendas de puericultura. Suelen traer recambios y se lavan fácilmente.
Existen de tela, que son los que nosotros hemos utilizado, y también de silicona. Estos últimos poseen unos agujeritos para que vaya saliendo la «sustancia», aunque precisamente por ser más rígidos los bebés tienen que hacer más fuerza al succionar y si son muy pequeños puede que se den por vencidos pronto.
Cuándo utilizarlos
A nosotros nos resultó tremendamente útil cuando el pediatra nos dijo que fuéramos introduciendo el gluten paulatinamente en la dieta de Eva al cuarto mes. Nos comentó que la forma más sencilla (ya que se alimentaba de pecho exclusivamente, no tomaba biberón) era ofrecerle trocitos de pan para que los fuera chupando. Al principio le dábamos las puntas (curruscos en mi tierra) o el pan más duro posible, pero siempre estábamos pendientes de que se pudiera atragantar cuando se quedaba muy blandito.
Asi pues, la red antiahogo se convirtió en una aliada fundamental para evitar sustos. Al salir a la calle siempre llevaba una cargada con pan porque le encantaba y durante un buen rato le tranquilizaba bastante. Aproximadamente a finales del sexto mes o principios del séptimo (qué rápido pasa el tiempo y cómo se olvidan cosas que pensabas que retendrías para siempre), dejó de utilizarla porque ya sabía comer perfectamente.
También le sirvió como mordedor cuando tenía las encías rabiosas, ya que nunca le ha gustado el chupete. En esos casos se la rellenábamos con fruta fresquita para ayudarle un poco a aliviar las molestias.
Contras de la red antiahogo
- La pasta que se forma después de espurriar el pan un buen rato es (bastante) poco agradable. Cuando a partir del sexto mes comenzamos a introducir también la fruta lo que había que limpiar después era casi inenarrable: imaginaos una pera o un plátano rechupeteado y aplastado… Acordaos de llevar siempre algo con lo que guardar la red antiahogo si estáis fuera de casa, como una bolsita de plástico, un trozo de papel albal que no ocupa nada bien doblado o un chupetero.
- Dicen que si se acostumbran demasiado no aprenden a comer trozos sin atragantarse. Toda esta información hay que verla con un poco de raciocinio, no conozco hasta la fecha a nadie que no sepa comer alimentos sólidos. Otra cosa es que les cueste un poco más. Nosotros no tuvimos problemas con este tema: a Eva, cómo no, nunca le han gustado demasiado los potitos ni purés, siempre ha preferido alimentos sólidos (nos ha salido especialita para todo), de modo que comenzamos dándole verdura muy bien cocida o fruta blandita desde muy pronto y nunca hemos tenido ningún problema. La red nos servía para despreocuparnos unos minutos si estábamos fuera o teníamos algo que hacer, nunca le hemos ofrecido la comida exclusivamente con este sistema, sólo de manera puntual.
Pues aquí tenéis otro invento que a nosotros nos ha ayudado mucho, aunque durante un periodo muy corto. Otro de esos inventos que se convierten en cacharros inútiles al cabo de un tiempo pero que son objetos imprescindibles durante un par de meses. Es útil, sobre todo, para que puedan explorar nuevos sabores sin riesgo.
¿Vosotros la habéis utilizado con vuestros hijos? ¿Alguno nos puede contar qué tal funcionan los alimentadores antiahogo de silicona?
toni
Nosotros teníamos la red pero no nos gustaba nada , nos parecía poco higiénica por muy bien que la limpiaramos nunca parecía que estaba limpia, así que probamos con el de silicona. Estamos encantado!!! A nuestra pequeña le encanta y profes de su guarde también, lo utilizamos para fruta, la desace muy bien, sin ningun problema, es súper higiénica . la recomendamos 100%
Cantando Nanas
Muchas gracias por compartirlo, Toni. Nosotros nunca hemos utilizado los de silicona porque nos parecía que igual tenía que hacer demasiado esfuerzo para succionar, pero está bien saberlo, ¡con el nuevo peque los probaremos seguro!
Sí que es verdad que el plantón era un poco desagradable… Nosotros cambiábamos las bolsitas con regularidad y las poníamos a lavar mucho.
¡Gracias de nuevo por la recomendación!